92 Años se han cumplido desde aquel 18 de octubre de 1925, en que el Papa Pío XI firmara la “Bula, Notabiliter Aucto” por la que dio origen al Obispado de San Ambrosio de Linares. Estas tierras del sur del Maule, empezaron a ser evangelizadas con el paso de los primeros misioneros que llegaron a Chile, a mediados del siglo XVII. Religiosos Mercedarios, Franciscanos, Dominicos y Jesuitas, junto con algunos grandes sacerdotes del clero secular contribuyeron a la promoción humana de los habitantes de esta región entregándoles la Palabra Viva de Dios y los sacramentos de la Iglesia Católica.
Durante casi dos siglos, lo que hoy es la Diócesis de Linares, formó parte del Obispado de Concepción. De tarde en tarde se recibían las visitas pastorales de los Obispos del Sur que llegaban de a caballo a las parroquias de Yerbas Buenas, Huerta de Maule, Constitución, Cauquenes, Chanco, San José de Parral, Linares, San Javier y Villa Alegre. Pero poco a poco se fue haciendo imperioso un trabajo evangelizador más intenso. El impulso de varias congregaciones como los Redentoristas,Claretianos, Capuchinos y Salesianos, y las congregaciones femeninas de las religiosas de la Inmaculada Concepción, de la Providencia, Del Buen Pastor y de las Hijas de María Auxiliadora, fueron creando el ambiente adecuado para que toda esta zona se organizara como una nueva Diócesis. El primer Obispo de Linares, fue Don Miguel León Prado, Sacerdote extraordinario que dejó su huella imborrable en las poblaciones del sur de la Capital. Por eso, la Comuna aledaña al zanjón de la Aguada lleva el nombre de San Miguel, lo mismo que la parroquia y un importante Colegio ubicado en la Gran Avenida de Santiago. A él lo sucedió Don Juan Subercaseaux, que nos dejó la bellísima Catedral de estilo románico basilical. Luego estuvo a la cabeza de la diócesis, Don Roberto Moreira, todavía recordado por su simpatía campechana y por sus enormes esfuerzos para conseguir, muchos laicos bien formados. En 1958, llega a Linares, el Cuarto Obispo don Augusto Salinas, que embelleció el interior de la Catedral y que fundó varias parroquias, dándole la estructura organizativa que tiene el Obispado actualmente. Ese fue el cuerpo que encontró Don Carlos Camus, cuando asumió como Obispo de Linares en 1977, dándole la impresionante vitalidad que todavía disfrutamos. Su sencillez, cercanía y compromiso con los más pobres; su voz enérgica y profética y su trabajo incansable por las comunidades campesinas y marginales lo transformó en el Buen Pastor que ha sido hasta ahora el mayor regalo que hemos recibido de Dios para nuestra Iglesia local. Desde marzo de 2003, está a la cabeza del Obispado de Linares Don Tomislav Koljatic, quien ha tratado de seguir orientando la vida robusta que ha llegado a tener nuestra Diócesis en su hermosa trayectoria. La Asamblea Anual de nuestro Sínodo Permanente, la publicación mensual de nuestro Periódico Buena Nueva, el trabajo bien planificado de los departamentos diocesanos, han sido claves para dinamizar la vida y organización de la Diócesis en estas últimas décadas desde el Concilio Vaticano Segundo hasta hoy, cuando ya celebramos 92 años al servicio de la Evangelización. En las páginas de nuestra historia, en nuestra memoria y corazón permanecen muchos cientos de personas que con su esfuerzo, servicio y cariño han preparado en camino a quienes se integran, para todos/as nuestro reconocimiento y gratitud.
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