Con una emotiva peregrinación y encuentro de agentes pastorales, la Diócesis de San Ambrosio de Linares dio inicio al Año Pastoral y seguir el camino al Centenario de su fundación, marcando un tiempo de gracia y misión.
Con una mezcla de emoción, fe y compromiso pastoral, la Diócesis de San Ambrosio de Linares comenzó oficialmente su Año Pastoral 2025 con el tradicional EDAP (Encuentro Diocesano de Agentes Pastorales). Este año el evento adquiere un carácter especial al coincidir con el Jubileo de la Encarnación y los 100 años de la fundación de la Diócesis, haciendo de este un tiempo “de gracia y de siembra”, destacó el obispo diocesano, Monseñor Tomislav Koljatic.
El encuentro reunió a cerca de 170 participantes, entre laicos, consagradas, clero y diáconos, quienes se congregaron desde muy temprano en el frontis de la Catedral para iniciar la jornada con una simbólica peregrinación diocesana. Representando a sus comunidades, los asistentes cruzaron juntos la Puerta Santa, signo del año jubilar, y celebraron la Eucaristía como comunidad de fe.
“Esta vez es un año diferente, es un tiempo especial, es el año santo y del centenario de la Diócesis, por eso estamos llenos de júbilo, porque Jesús nos convoca llenos de esperanza. Estamos en un tiempo de gracia, un tiempo de echar las redes, o como decimos en nuestro lema del centenario: ‘Sembrar las semillas del Reino en tierras maulinas’”, expresó Mons. Koljatic durante su mensaje.
La jornada continuó en la Casa de Retiro Chacahuín, donde se reflexionó en torno a las Orientaciones Pastorales Diocesanas. El Padre Raúl Moris, encargado diocesano de Formación Permanente, ofreció una exposición central que fue seguida por trabajos en grupo y un plenario final en ambiente de diálogo fraterno.
“El EDAP de este año se vive en una circunstancia especial: celebramos el Jubileo de la Encarnación, ese momento único cuando el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Además, como Diócesis conmemoramos nuestros cien años de historia, reconociendo la obra de Dios entre nosotros”, destacó el P. Raúl Moris.
Este primer encuentro del año marca el comienzo de una etapa llena de desafíos pastorales, pero también de renovación espiritual y comunitaria. Como dijo el Obispo, la Iglesia en Linares no improvisa, sino que sigue caminando con firmeza y esperanza, fiel a su historia y atenta a los signos del Espíritu.
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