Misioneros schoenstattianos pertenecientes a las ramas de familia de Buin y Santiago Cordillera, más invitados de Rancagua y Curicó, durante una semana, desde el sábado 20 hasta el domingo 28 de enero, compartieron su fe y su amor a Dios, con las poblaciones urbanas de la Parroquia Nuestra Señora de El Rosario de Pompeya de Linares, desarrollando un nutrido programa, que llenó de alegría a las familias visitadas y también renovó el corazón de los misioneros.

Con gratitud y emoción concluyen las misiones familiares de Schoenstatt, participaron 8 familias y cerca de 90 personas, desde papás, jóvenes de entre 27 y 13 años hasta pequeños de 3 a 5 años, junto al P. Joaquín Puertas (Sch), y la hermana María (Sch). Durante esta Misiones de verano, no sólo visitaron los hogares y las familias, también participaron en la Eucaristía diaria en el Templo Catedral, ocasión en que el Obispo de Linares, destacó y agradeció, en ellos, la presencia de tantos misioneros que han acompañado a las comunidades de la Diócesis. También llevaron esperanza y consuelo en su visita al Hospital y la cárcel local, junto a una serie de otras actividades cada día (talleres, bingos, partido de fútbol), que permitieron recibir un testimonio de amor a Dios en la Iglesia de la mano de la Virgen María en la cotidianeidad del día a día.

En la capilla del Pilar se reconoció la cercanía y humildad de los misioneros, además de su ímpetu misionero, su amor a la Eucaristía y cariño de hijos hacia la Virgen, reconociendo el valor del testimonio de cada uno de ellos como el mayor desafío a desarrollar como fruto de esta misión.

Por su parte el párroco P. Alex Troncoso, señaló “como comunidad estamos agradecidos por el testimonio de fe, alegría, entrega y servicio y, esperamos con ansias, su regreso el próximo año, año del bicentenario de nuestra Diócesis”.

 

 

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