El martes 4 de julio, con sentidos discursos, fuertes abrazos, aplausos, regalos y otras muchas expresiones de cariño recibió el P. Tito Javier Ponce Vargas, en la despedida que le brindó la comunidad longaviana, al asumir su nueva misión en Buenos Aires, Argentina, para seguir haciendo vida su lema de ordenación “El Amor todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta” 1 Cor 13.
Con una Eucaristía presidida por el párroco P. Agustinus Saryanto, acompañado por el vicario P. Genivaldo de Souza, la comunidad longaviana quiso agradecer a Dios por la vida y la vocación del padre Tito Javier, por su servicio y misión en las comunidades, en los campos y en el Pueblo de la parroquia San Lorenzo Mártir de Longaví y al Dios de la Vida encomendarlo para que asuma con su alegría característica la nueva Misión que su Congregación le ha pedido, ir a la parroquia en Buenos Aires.
En su homilía, el párroco comentó que al conversar en comunidad sobre el cambio, la respuesta fue “qué bueno que, desde nuestra pobreza, podemos enviar a alguien y que ese alguien también está dispuesto para ir. Más pobre seríamos si teniendo una misión que asumir, nadie está dispuesto para aceptarla. Por eso, nuestra repuesta fue «vaya, sin duda que se le extrañará y con un sacerdote menos se nos hará más difícil atender prontamente a más de 45 comunidades, pero los longavianos tendrán que despertar y caminar junto con los sacerdotes, asumiendo la misión de seguir avanzando unidos como una gran familia» Hoy no es una despedida, es más bien un envío, con un corazón dispuesto para asumir una misión regalada por la Iglesia y por el Señor. Por eso, hermano Tito Javier, vaya con confianza y nuestra cálida oración de nuestra comunidad sacerdotal y esta querida parroquia de San Lorenzo Mártir de Longaví”.
Por su parte el P. Tito Javier compartió, durante esto últimos días, recorriendo las comunidades del campo, el comentario era y por qué… “por qué se lo llevan”, “por qué lo cambian”. Pero para superar esos porqués, hay que entender y asimilarlo como lo que ocurre en una familia, cuando un miembro de esta familia se debilita ¿qué hacen los demás?, solidarizan. Eso es parte de los principios que nos deja Jesús, no podemos perder esa sensibilidad y frente a eso, nosotros los sacerdotes y religiosos y consagrados, no formamos la familia tradicional, hacemos votos a Dios, nos consagramos por entero a Él y pasamos a formar otro tipo de familia en la que también debemos apoyarnos. Así es que, cuando el Superior me preguntó sobre este cambio, no era fácil responder de inmediato, me dio un tiempo para rezarlo y conversar con mis hermanos Genivaldo y Agustinus, como la familia que somos. Y aquí estamos para eso, para seguir sintiéndonos enviados, no soy el súper misionero, soy un simple misionero que quiere seguir creciendo, que necesita seguir creciendo y que, tiene mucho que aprender todavía. Así es que, cuento con sus oraciones para que, este Tito Javier, siga siendo un servidor fiel del mensaje de la Buena Nueva del Señor para los hermanos”.
Luego de la Misa, un rico cóctel, momento en que los representantes de las comunidades entregaron sus regalitos y parabienes, junto a un apretado y sincero abrazo de hasta pronto.
Breve Biografía:
Tito Javier Ponce Vargas, Ordenado Sacerdote religioso Misionero de la Sagrada Familia el 6 de abril del año 2002, en la parroquia Santa Isabel de Hungría en la ciudad de Santiago, Chile.
Su lema sacerdotal elegido “El amor todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta” 1 Cor 13.
Su misión la ha desarrollado en:
2003 – 2006 Hornopirén
2007 – 2011, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia
2012 – 2015, Santiago
2016 – 2017, San Lorenzo, Longaví
2018 – 2021, Pueblo Camajuaní, Cuba
2022 a julio 2023, Parroquia San Lorenzo Mártir, Longaví. Desde donde es enviado a Buenos Aires Argentina, para que, Dios mediante sega sirviendo al Reino y a los hermanos.
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